Julio Cortázar ostentaba irreverencia literaria con sus letras que iban y volvían haciendo entropía en la mente del lector que intentaba perseguirlo. Entre tanto soslayar se colaban por su linderos algunos fulgores de saxofones y guitarras; algunas veces como una sutil cita en concordancia con los sentimientos de sus personajes, otras veces como silenciador de los vacíos existenciales.
Los fulgores de Cortázar eran ápices de saxofones y notas que en el lenguaje abstracto del surrealismo le servían como cimento y libertad para invitar al lector a improvisar, tal cual como la elemental característica del jazz.
Anexo: Rayuela, Capítulo 13.
Fondo: Ella Fitzgerald - All of me.
Imagen: Louis Armstrong por Leonid Afremov
Soundcloud: jokerdroid
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