Se me devuelven los desdenes
las argucias resonadas,
pírricas y perecederas,
nuestro mito de los andenes
el choque de contrariedad
con los viejos edictos
“se vive hoy o nunca”
no sin cierto desaire de levedad
repito sin intención suicida
las palabras y síncopes
en un tablero improvisado
con monocordios que encandilan
ojos como metáforas cruentas
que guían silogismos
y confusiones trémulas,
nuestros desencuentros y tretas
queriendo ser susceptibles
cuando nos amamos ahí
sin aguardar más allá
creyendo en adioses sin validez.
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