miércoles, 7 de enero de 2015

La evasión.

"Si uno conociera lo que tiene, con tanta claridad como conoce lo que le falta."
Mario Benedetti.

  El paraíso casi siempre es una plaza olvidada ubicada en algún lugar cotidiano. Es un terreno ilusorio, de ensueño, con características sublimes marcadas. Tiene colores inenarrables y formas que le son indescriptibles hasta a la poesía renacentista, siempre tan divina y dedicada. De vez en vez, alguien se encuentra con la magnificencia de su figura y se pierde cayendo en cuenta de su estupidez. Logra fusionarse con el entorno que lo absorbe armónicamente.

   La plaza nunca está cerrada. La mayor parte del tiempo se observa a través de unos ventanales, y en algunas ocasiones más tristes, es una imagen fulgurante que se ve en una pantalla rectangular -las modernas son hasta curvas-. Creo que los hombres se mueven muy rápido y no reparan en él, demasiada inteligencia o demasiada idiotez. ¿Cuántos se quedan mirando y no se dan cuenta que lo tienen en sus narices?

   Yo veo que los hombres buscan abrazar la gloria evadiendo ciegamente los tentáculos incontables del paraíso. Creen verlo y osan buscarlo, pero a diario le ignoran; con sus síntomas y sus humores colosales.

   ¡Ay de las leyes del hombre, si este tuviese la certeza que el mundo es su propio paraíso!






 

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